Hay días que no
sé cuál es el pie correcto y como consecuencia me levanto con el equivocado. O
capaz que solo era el efecto de tener que irme sin desayunar medio de madrugada
a hacer la cola en la oficina de Migraciones. Por si no lo saben, hay que estar
lo más temprano posible porque a las 9am reparten 100 números que empezaran a
llamar a las 11am. Y no importa cuán temprano llegues, siempre estás más allá
del número 50. La nueva estrategia es ir sin desayunar y luego de conseguir el
número, pasar las 2 horas de espera en alguno de los maravillosos cafés de la
Ciudad Vieja y de paso tomar fotos para el blog. Esta vez, decidimos ir a
Jacinto, y cuando estoy tomando la foto de la puerta me doy cuenta que tengo
rota la cámara.
Por suerte los
celulares ahora tienen cámara, solo que hay celulares y celulares, y el mío no
se caracteriza por tener una buena. Y el colmo de la mala suerte es que resultó
que Jacinto es un lugar ESTUPENDO. Digno de fotografías de revista. Y yo solo
con estas fotos malas que tomé. Así que trataré de transmitirle la belleza de
Jacinto con un buen relato.
El lugar: Lleno
de detalles bellísimos. Flores frescas por todos lados, plantas en preciosas
macetas. Mostradores del mejor mármol. Carteles en pizarras preciosas y con una
escritura artística que seguro viene de años de planas escolares. El local está
dividido en dos, aparentemente una parte para el almuerzo y otra para el café/panadería.
El espacio de café es una ampliación
inaugurada en junio y les quedó preciosa.
Los productos: Pedimos
un par de cortados, El Brazo pidió una medialuna que le dijeron que estaba
recién hecha. Yo pedí un cuadrado de limón. Nos trajeron todo en unas
bandejitas primorosas. Un placer visual. Y el placer se extendió a las papilas
gustativas porque El Brazo dijo que nunca había comido un croissant tan rico. Suave
y hojaldrado, tibio y apenas endulzado con un poquito de azúcar impalpable. En
mi caso, me encontré con un cuadrado de limón suave, esponjoso y con la humedad
justa de una repostería recién hecha. El cuadrado tenía una pequeña capa de
baño de limón con esa mezcla de ácido y dulce tan característica. Un placer a
cada bocado.
Los precios de
Jacinto no son nada dulces pero vale la pena pagarlos. El lugar, la atención y
los productos están fuera de todos los promedios montevideanos. Llama la
atención que éramos los únicos en el local en esa mañana, tal vez porque ya
eran después de las 9am. Enamorados de
Jacinto, ya no le tenemos miedo a los trámites en la oficina de Migraciones.
Consumición: 2
cortados ($80 c/u) + 1 croissant ($50 c/u) + 1 cuadrado de limón ($60 c/u) = $
270
Tiene Wi-Fi
Jacinto
Sarandí 349
Teléfono 2915 2741
Facebook
Technorati Claim Token
Q93B2HCCKPHN
Muchas ganas de ir al café de Jacinto. Almorcé ahí el año pasado y la verdad que estupendo.
ResponderEliminarHola Max! Yo también fui a almorzar el año pasado pero la verdad es que el café y la repostería me gustó mucho más. Pero eso no es sorpresa viniendo de Dulcinea, no? :-)
Eliminar