Desde que llegué
a Uruguay no hago mas que oir hablar de los “Palitos de la Selva”. Busqué en
Internet y encontré un link de Wikipedia (http://en.wikipedia.org/wiki/Palitos_de_la_selva) que menciona que existen desde 1950. Yo
era compañera de clase de Matusalén pero nunca había conocido los Palitos de la
selva.
Con gran curiosidad, salí en expedición selvática por mi barrio en busca
de los famosos palitos.
No tuve que
internarme mucho, los encontré en el primer kiosko. Y para mi sorpresa eran muy
pequeñitos y valían un peso cada uno. Son bastante ricos, pero se terminan en
un par de masticadas. Un poco menos duraderos que un Sugus. Son mas adorables
que los Sugus en su envoltorio, el cual te menciona un animal y sus
características.
Yo me hacía
ilusiones de que mis Palitos de la selva me iba a enseñar sobre las
características de algún animal selvático exótico, tal vez de la Amazonia, o tal
vez de Vietnam. Con asombro descubro que me tocó el pingüino. Capaz que el del
kiosko me entendió mal y me vendió un Palito de la Antártida. Sea como sea,
estaba rico. Y dos no alcanzan. ¡A por mas!
Consumición: 2
palitos ($1 c/u)= $ 2
Palitos de la Selva
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