miércoles, 8 de agosto de 2012

Candels


Candels Uruguay

En mis épocas infantiles los ómnibus escolares se llamaban bañaderas y no llevaban una decena de niños con cinturón de seguridad, llevaban más de 40. Mi bañadera en particular llevaba probablemente más de 75, nos sentaban a 3 en cada asiento para 2 y ponían una larga banca de madera en el pasillo donde se sentaban otros, y en cualquier lugar con un espacio para una asentadera iba algún niño más. Y para domar a esa manada de infantes hiperactivos, se contaba con los oficios de doña Lola una especie de guarda sabelotodo puedelotodo. Doña Lola tenía dos armas para controlarnos: el terror y una enorme bolsa de nylon transparente llena de caramelos, chicles, y triángulos para que nosotros, niños poder adquisitivo meriendil, gastáramos lo que nos había sobrado en el recreo en aquellas tentaciones multicolores.

Candels Uruguay
Yo no podía sacarle los ojos ni las ganas a los candels, también conocidos como candes. Me atraían porque eran rosados y porque eran impredecibles. No había dos candels iguales. Algunos eran 100% suaves, otros 100% duros y la gran mayoría caía en el medio con infinitas combinaciones de corazón duro con revestimiento suave. Se hicieron tan adictivos como sobres de figuritas, había que seguir comprando a ver si venía la sellada.

Candels Uruguay
Fast-Forward al 2012. Viaje intergaláctico a la estación Peñarol en tren histórico. Se sube el caramelero con una estrategia similar a la de doña Lola. ¡Y BOOM! Ahí estaban los candels. Me avalancé sobre una bolsita que me costó $10. ¿Y qué les puedo contar que ya no sepan?

Los candels siguen rosados, con ese sabor indescriptible. ¿Será a fruta? ¿Será a flores? Lo que sea, debe ser un químico amaestrador de niños. Y como no podía ser de otra manera, cada uno de los 6 candels en la bolsita tenían consistencias distintas. Los tuve que probar y comparar todos y les puedo asegurar que algunos eran 100% suaves, otros 100% duros y el resto caía en el medio con infinitas combinaciones de corazón duro con revestimiento suave. 

Todavía me queda la duda sobre cuál es la mejor manera de comer un candel: ¿se muerde lo blandito y se chupa el centro hasta que se deshace? ¿O se trata de masticar ese centro pegajoso con el riesgo de perder alguna muela? Algún día encontraré un ensayo universitario sobre cómo se comen los candels. Ese día actualizo este posting. Por ahora solo encontré un artículo muy interesante sobre su origen en el Uruguay. Ver link más abajo.

Un viaje al pasado como dios manda.

Doña Lola


Consumición: 1 bolsa con 6 candels= $ 10

Historia del Candel


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