Dolce Uruguay: Budín Inglés Covadonga

Lo más lindo de este blog son los comentarios de sus lectores. Lástima que no hay muchos, pero cuando vienen valen oro. Hace poco uno de nuestros lectores me recomendó probar el budín inglés de la confitería y panadería Covadonga.

Fue mencionárselo a El Brazo que ya se puso su abrigo y enfiló hacia “la Vagabunda”, como ha rebautizado él a la Covadonga. Al ratito estaba de regreso con el budín inglés bajo el brazo y tuve que usar mi imaginación para distraerlo los minutos suficientes como para poder tomarle las fotos correspondientes antes de que le pegara el primer tajo.

Debo aclarar que el pan dulce y el budín inglés no son mis favoritos porque no soy muy amiga de las frutas abrillantadas. Así que tomé mi porción con pocas ganas. Pero al primer mordisco me di cuenta que este no es un budín inglés cualquiera. Es un mutante de budín inglés. Inglés no le cabe. Sería más propio hablar de budín francés o budín italiano porque esa masa dorada despierta todos los sentidos y la gula misma. No se puede comparar a ningún budín inglés que hayas probado.

Su masa suave y mantecosa es deliciosa. Se le podía sentir un perfume y un sabor a sambayón o cognac. No lo pude distinguir hasta que leí el artículo de la revista Paula que enumera los ingredientes claves de este manjar (1). Y como si fuera poco, está repleto de almendras y nueces enteras. Y cuando digo enteras, son enteras: semejantes piezas de sabor en cada bocado. La Covadonga no escatima en frutas.

Difícil resistirse a comerse todo el budín en pocos días. Un desafío al colesterol que valió la pena.